La palabra “dieta” ha sido tradicionalmente malinterpretada. Cuando hablamos de “hacer dieta” pensamos en seguir un régimen estricto durante X tiempo para lograr un objetivo (perder peso, estar “delgado”, etc.). Pero la realidad es otra: la dieta es simplemente el conjunto de alimentos que ingerimos a lo largo del día.
Ese conjunto puede variar o no a lo largo de la vida; puede ser equilibrado, saludable, monótono, abierto, cerrado... pero lo define la forma en que nos alimentamos, no el esfuerzo que ponemos en “hacerla”.
Cuando convertimos “la dieta” en una obligación — “debo seguir esta pauta”, “no puedo salirme”, “tengo que pesar los alimentos” — generamos frustración, hambre, sensación de pérdida de control. Y como somos personas, no robots, ese modelo falla a largo plazo.
Una buena “dieta” (mejor dicho: pauta alimentaria) debe adaptarse: a tu situación física, emocional, a tus gustos, a tu vida. Debe ser sabrosa, variada, saludable, y también flexible. Debe formar parte de tu estilo de vida, no de una lucha constante.
En este enfoque de alimentación consciente e intuitiva, dejamos atrás los “alimentos prohibidos”, los controles obsesivos, y ponemos en el centro tu bienestar físico y emocional. Según estudios recientes, la alimentación consciente (“mindful eating”) se asocia con mejores hábitos, menor fijación en el peso y mayor bienestar.
Cuando trabajas con un profesional — como Cristina Borrallo — el objetivo no es solo “hacer dieta”, sino construir un patrón alimentario personalizado, adaptado a ti, que puedas disfrutar y mantener en el tiempo.
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